Lenguaje en el Eje Cafetero

¿Y cómo resulta ser el lenguaje con el que se cuenta esta historia? Paisa, cuál otro podría ser. En cada coloquio, entre paisanos, en familia e incluso en los negocios, encontramos el paisa cafetero, que resulta ser enormemente rico, variado, figurativo y excesivamente divertido. Así nos suena el habla del Eje Cafetero donde cada palabra transmite aprecio, donde cada oración dibuja alegría y hospitalidad.

No pretendemos fijar aquí pautas de la etnografía del habla de Caldas, Risaralda y Quindío. Para ello están los expertos en la materia. Sin embargo, aquí te queremos ofrecer una mirada a la riqueza del lenguaje paisa. Esperamos cumplir con el cometido, cuando menos enseñar a divertirte mientras te comunicas.

Y para empezar a comprender esto, que valga la pena esta mención: el Eje Cafetero tiene una estrecha vinculación lingüística con Antioquia a tenor de los diferentes procesos migratorios, siempre que fueron los recios hombres y mujeres de este departamento, los que dieron forma a los primeros asentamientos humanos del Eje cuando hace unos siglos echaron sobre sus mulas las pertenencias que tenían para emprender por rutas agrestes la famosa colonización antioqueña.

Ahora bien, veamos algunos rasgos característicos de este lenguaje. Hay todo un arsenal de ocurrencias, contracciones gramaticales (similares a las que se ven en el inglés), metaplasmos, sincopes y muchos hipocorísticos o calificativos familiares. El voseo lo utiliza todo el mundo para la segunda persona del singular, esto es, el tú se convierte en un vos. De suerte que vas a ser requerido con un vos, siempre y en cada esquina, de paso contando con la garantía de un “qué hubo pues”, un “buenas”, o un “entonces” en cada saludo. La efusiva expresión ¡Eh ave maría pues! es una marca registrada.

Asimismo, a esta fiesta no faltan los colombianismos, algo así como modismos o formas de decir las cosas para los entendedores que necesitan pocas palabras. Por eso alguien “embalado” está seriamente comprometido; el cafetero no se enoja si no que se “emputa”; y como son amantes a rabiar de la fiesta, los habitantes del Eje Cafetero cuando comienzan a ponerse felices por el trago (licor) se ponen “prendidos” y si se pasan de copas se meten una “perra” y al otro día no les da resaca sino que amanecen “enguayabaos”. Y no olvides, por aquí no es Lo mismo ser un “pelao” (chico) que estar “pelao” (sin una moneda en los bolsillos).