Geografía del Eje Cafetero

Conozcamos un poco de la geografía donde habita la sonrisa eterna, la amabilidad incondicional y los brazos esforzados para el trabajo en el campo y la ciudad. Echémosle un vistazo a la pintura natural del Eje Cafetero, donde te esperan las más gratificantes e inolvidables experiencias.

Empecemos por decir que este magnífico destino de altura mundial se encuentra ubicado en una privilegiada posición que le permite comunicarse con las más importantes urbes colombianas, tales como Bogotá, Cali y Medellín. Dicho de mejor forma, este destino se halla justo en la mitad de lo que se conoce como el Triángulo de Oro, una zona estratégica de intercambio cultural y económico.

Los andes occidentales, donde se encuentra buena parte de la región, ofrecen unas condiciones geográficas muy especiales para la prosperidad de los pueblos cafeteros: clima, geografía, hidrografía. La puesta en juego de estas características le otorga al Eje Cafetero un paisaje quebrado, por llamarlo de alguna manera, que es propicio para todo tipo de cultivos. Básicamente lo que se puede hacer con estos suelos no tiene comparación: el café es el ejemplo incontestable.

La Cordillera Central y la Occidental delimitan los accidentes naturales de la geografía del Eje Cafetero, como la formación de los valles, las mesetas y las pequeñas e interesantes cadenas montañosas que de un momento a otro pasan de los verdes colmados de cafetales, platanales y frutales a las grandes alturas coronadas de impecable nieve. Al respecto, un regio ejemplo lo encontramos en el PNN de los Nevados donde predomina la altura del Nevado del Ruiz (5310 msnm). Las fuentes de agua que atraviesan este lienzo nacen desde las frías montañas, en la mayoría de los casos estas corrientes son de una pureza incuestionable, entre estas se cuentan ciénagas, lagunas, quebradas y miles de riachuelos que bañan el campo.

Por otro lado, el Eje Cafetero se compone de tres pequeñas joyas verdes. Su superficie conjunta no llega a los 10.000 km², Quindío, el más pequeño de los departamentos, solo tiene un poco más de 1800 km². Sorprende entonces, sin lugar a dudas, que en estos pequeños terruños las experiencias por vivir sean tan gigantescas. Pero bueno, esto se le atribuye al relieve andino que es tan fantástico como repleto de aventuras. Por eso hay cuevas para los espeleólogos, increíbles alturas para los montañistas, trochas para los senderistas y ríos esplendidos para el canotaje.